martes, 15 de diciembre de 2009

El poder de una llave Allen

Llave allen en mano. Siete cajas de entre 2 y 40 kilos esperando ser abiertas. Mi nuevo salón despejado esperando ser redecorado. Muerta de sueño, con los brazos y las piernas destrozados, -10 horas en Ikea, 2 horas de camino de vuelta y otras 2 bajando cajas del coche agotana cualquiera. Y si no, probadlo- flaqueándome las fuerzas y, sin embargo, feliz. Muy feliz. Pero una felicidad diferente a cualquiera de la que hubiera sentido antes. Una especie de dicha tranquila e histérica, ilusión y miedo del futuro. Miro atónita las cajas y recuerdo cómo pesan las condenadas. ¿Cómo hemos sido capaces de subirlas a un 2º sin ascensor? Y lo peor por delante: sacar los bártulos de las cajas y hacer que todo encaje y formen un bonito mueble (por supuesto, blanco). Y lo mejor por delante también: (por fin) mi piso, mi espacio, mi cocina, mi salón y mi cuarto. El principio del resto de mi vida. De nuestra vida.

martes, 6 de octubre de 2009

Hotel Urban 5*...

... mozo en la puerta con frac y gorra de plato muy serio y dispuesto a abrir tantas puertas como le sea posible con la mayor profesionalidad. Se acerca un taxi que disminuye la velocidad evidenciando que quienes lo ocupan han llegado a su suntuoso destino. El mozo se acerca y se dispone a abrir la puerta con honores y reverencias. Del taxi baja una pareja de gays hindúes en vaqueros y camiseta D&G. Me encanta Madrid.

lunes, 17 de agosto de 2009

Un aplauso...

... para todos aquellos que se acordaron de mi cumpleaños y decidieron que es una ocasión lo suficientemente importante como para hacer el esfuerzo de coger el teléfono, marcar y... ¡hablar! Gracias a todos. Y gracias también a los medalla de plata: los que cogen el teléfono, teclean y mandan un mensaje. Todos los que os habéis decantado por una forma de contacto más personal y (y un 1% más complicada que dejar un mensaje en una pared virtual) me habéis hecho sentir más especial que de costumbre. ¡¡Un aplauso para vosotros!!

lunes, 8 de junio de 2009

Se equivocó la paloma, se equivocaba

Y donde dije digo, digo Diego. Y me retracto sin vergüenza, pero con bastante desilusión. Y doy marcha atrás sin arrepentirme, pero con las ganas pisoteadas. El piso, la independencia, quedó en agua de borrajas, aunque nunca he sabido lo que es eso. Que se esfumó, vaya. Que nada de nada. Que sigo en mi cuarto con la cocina a un tabique y el cuarto de mi hermano en otro. Qué le vamos a hacer... A una, que no le gusta que la timen ni pasar por el aro. Llamadme rara, pero, hasta donde yo sé, engañar es un motivo más que legítimo para no firmar, ¿o no? Y sí, mis cojones y mi orgullo personal intactos, pero mi vida como inquilina, mi acreditación como españolita de a pie que hace cálabas para llegar a fin de mes, se fue al garete... Por ahora. Un tiempecito de luto que cierre hostilidades y volveré a la carga. A quien se lo cuente me responderá con un "¿Pero has visto, alma de Dios? Eso pa que aprendas! Que como en casa no se está en ninguna parte". Y yo sonreiré y diré algo así como "Sí. Eso será"

jueves, 7 de mayo de 2009

¡TENGO PISO!

Y qué mejor forma de celebrarlo que escribiendo un nuevo artículo en este casi desaparecido blog que ahora retomo con ansia, energía, y en un momento acojonante y maravilloso de mi vida. ¡tengo piso! ¡¡Dios mio!! ¿¿¡Qué he hecho!?? ¿¡Dónde me he metido!? Pero, alma de cántaro, ¿tú sabes lo que estás haciendo? Con la vida como está, con la crisis, que ya sabes tú cómo están las cosas, con lo chica que eres todavía, que eres una niña, y con piso ya!! Menos mal que no se te ha ido la cabeza del todo y, por lo menos, es alquiler. Por lo menos, te puedes arrepentir, y volver al calor del hogar, donde el frigorífico siempre está lleno, tienes que poner y quitar la mesa cuando te digan, subir a tender y destender cuando a la señora de la casa le plazca, pedir permiso para liarla parda con tus amigas y pedir perdón por llegar a las 12 de la noche un martes. Habrase visto. Un martes a las 12... Pero nada. Yo en mis 13. Que para algo nací ese día. Yo, que siempre he sido una temeraria y que, a poder escoger, cojo lo difícil mucho antes que lo fácil, me voy a un piso de alquiler. 107 metros vacíos, paredes blancas, 2 armarios empotrados y lavadero pá mi sola. Ole yo. Con un par.

Adiós a las frivolidades, a las planchas del pelo de 180€, a las cenas caras sin venir a cuento, a los chaneles y los diores, al colchón de cuatro cifras en la cuenta del banco. Hola a las trampas, a las deudas, a gastar la mitad del sueldo el dia 3 del mes, al pago a plazos...

Pero, hija mía, qué has hecho... Con lo mala que está la vida...